Siempre se alega que “el pueblo brasileño no tiene memoria”. Pero, ¿quién le recuerda a la gente lo que vivió? ¿Quién trabaja, activa o pasivamente, para que triunfe la memoria o el olvido? Los medios de comunicación, esencialmente. Los mismos medios que proclaman que “el pueblo brasileño no tiene memoria”.
Los discursos de los políticos, de los gobernantes, de los libros, de los artículos multiplicados por los medios, en sus noticias, en los análisis de sus columnistas, en los programas temáticos. Hay un torrente de ideas que naturalizan el atraso y las desigualdades en Brasil, la corrupción del Estado, de las empresas estatales y de los políticos.
Privatización y corrupción
Recientemente, al excluir a las empresas de servicios públicos de la lista de empresas privatizables, un articulista de turno, especialista en las mismas palabras de moda a lo largo del tiempo, consideró de inmediato que estas empresas continuaban siendo directamente corruptibles.
No importa que los servicios prestados a la población dejaran de estar sujetos a las ganancias que producen para sus propietarios privados. Esta lógica es desconocida para los periodistas vinculados a la lógica de la acumulación privada y que desconocen los servicios públicos y los derechos de los ciudadanos.
Las empresas estatales serían, por definición, corruptibles. En cambio, la lógica de las empresas privadas sería dinámica, transparente. Sin ningún tipo de análisis concreto sobre la situación concreta de las empresas públicas y las empresas privadas -cuya lógica, de hecho, es mercantil, es la búsqueda de ganancias.
Es fundamental que el pueblo recuerde siempre lo que fueron los gobiernos del PT. Cómo vivían mejor. La derecha trata de borrar estas experiencias de la memoria de la gente. Es como si los problemas que vive Brasil hoy fueran el resultado de la falta de memoria de la gente, que vuelve a cometer los mismos errores. Lo que nos condenaría al eterno retorno a los mismos puntos de partida.
Las desigualdades, tanto sociales como regionales, nunca han disminuido tanto en Brasil como durante los gobiernos del PT. Bastaba un golpe de estado para sacar al PT del gobierno, para que regresaran inmediatamente. Por eso es necesario asegurarse de que la gente no lo recuerde. La lucha de la memoria contra el olvido es la lucha de la conciencia contra la alienación.